jueves, 22 de marzo de 2012

VIOLENCIA ENTRE LOS SEXOS: UNA FALLA EN EL AMOR




Carolina Rovere

Invitada a escribir  sobre el tema “violencia de género” [1] se me ocurrió  tomar dos  ejes para reflexionar. El primero es pensar el estatuto del rechazo de algunos  hombres hacia lo femenino, y el segundo consiste en postular  que la violencia entre los sexos surge por una  falla en el amor entre hombres y mujeres.
El rechazo hacia lo femenino viene de larga data, Freud nos da la pista que en las sociedades primitivas la mujer era considerada toda como un tabú[2] , ¿Por qué? por ser “ajena y hostil”, y agrega es ajena y por eso hostil.
¿Qué es lo ajeno de la mujer? El cuerpo femenino  es el lugar por excelencia que nos dice del enigma, de  lo inexplicable del goce y del erotismo que se multiplica en ilimitadas zonas del cuerpo que no se circunscriben a lo fálico. La mujer no es fácil de cercar y menos aún de comprender,  no se  puede saber  nunca con exactitud cómo goza una mujer,  en fin la mujer encarna un goce que es ilimitado. Esto la convierte en extraña y ajena al hombre que goza con su falo de una manera más estable y previsible. Lo sorprendente es que  esta extrañeza o ajenidad, concierne tanto a los hombres como a las mujeres, por eso Freud nos dice que no se nace mujer, “se adviene”[3], y para eso la propia  mujer necesita de Otra que haga de su referente, como punto de partida.
En el libro Caras del goce femenino[4], propongo que  el rechazo a lo femenino por parte de algunos hombres se debe a la imposibilidad de tolerar  lo “héteros”, diferencia radical que encarnan las mujeres, porque son extranjeras al falo.  Aquello que no puede dominarse, ni cercarse, ni manejarse en su totalidad no es bien admitido y menos aún soportado por algunos hombres.  La violencia de hombres hacia mujeres muchas veces tiene que ver con esta incapacidad para tratar con lo femenino.
Vayamos ahora al otro  punto: la falla en el amor,  concierne a ambos, tanto a hombres como a mujeres. Es una problemática que considero de gran importancia en nuestros días. El amor es necesario para vivir, pero muchas veces no sabemos vivir el amor.  A los sujetos nos cuesta mucho entendernos,  más aún en una pareja porque se juegan las sutilezas del narcisismo de cada uno y un mínimo descuido del otro del amor puede en ocasiones, resultar fatal.
 El amor está impregnado de ilusiones y esperanzas que dependen de nuestras fantasías más intimas. Esta ficción que montamos del amor, hace que no  podamos ver  algo que es  fundamental  y que Lacan lo enuncia así: “No hay relación sexual” ¿Qué quiere decir? Que no existe la posibilidad de completarnos en el otro, que no hay armonía total entre un hombre y una mujer. No entender esto nos puede sumergir en un campo de violencia ilimitada, terreno de la pulsión de muerte que se desata con una ferocidad atroz impactando sobre el partener del amor.
Para vivir un amor que valga la pena,  es necesario poder admitir las singularidades  y los estilos de cada uno, reconocer al otro como diferente y saber que podemos hacer existir  buenísimos encuentros, teniendo en cuenta que la completud es la imagen perfecta de las fantasías encarnadas en las mejores películas de todos los tiempos.

















[1] Artículo publicado en Revista Imago Agenda Nº 157, Letra Viva, Buenos Aires, 2012.
[2] Sigmund Freud, “El tabú de la virginidad” (1909), en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1993.
[3] Sigmund Freud, “33° Conferencia. La feminidad” (1932), en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1993.
[4] Carolina Rovere,  “Cuando un hombre ama a una mujer” en Caras del goce femenino, Buenos Aires, Letra Viva, 2011.

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